“Las Tripas y el Lodo” es el segundo trabajo del cuarteto barcelonés Viven, un álbum conceptual repleto de metáforas en el que el protagonista narra en primera persona sus experiencias y vivencias; una crítica al nuevo mundo que vivimos, a la velocidad, a la divinización corporativa y la falta de criterio y contemplación personal.
Hablamos con Carlos, su bajista, quien nos cuenta desde su experiencia la gestación de “Las Tripas y el Lodo”
“Es gracioso como a veces las decisiones más trascendentales se toman de forma acertada de la manera más tonta”
Para mí, “Las tripas y el lodo” se empezó a componer en Abril de 2015. Yo en aquel entonces estaba viviendo en Francia, había perdido mi trabajo allí y me dedicaba a hacer proyectos freelance. Me ofrecieron algunos trabajos, sobretodo en Alemania, pero no me llamaban la atención. En aquel entonces y por amigos en común, Ruben (voz y guitarra de Viven) se puso en contacto conmigo porque la banda buscaba bajista. Subí en el coche y sin preparar nada demasiado me fui a Mataró (Barcelona) a hacer la prueba. Aquel primer ensayo no fue muy bien, sobretodo por mi parte, pero al acabar, Rubén se puso a tocar un riff que me flipó. Le dije que me recordaba a Berri Txarrak. A él no le gustó mucho la comparación y parecía que al resto del grupo tampoco le gustaba ese riff. Pero esa linea de guitarra acabó siendo “Coronas de Laurel“. La verdad es que Viven son 4 personas pasándolo bien tocando juntos, siendo idiotas, bebiendo birras, dejándose en evidencia los unos a los otros y sobretodo quedándose más y más sordos ensayo a ensayo.
Después de unas pruebas más, en verano de 2015 ya entré a formar parte del grupo y nos concentramos en defender “El solitario” en directo, el único y más reciente disco de la banda. Nunca dejamos de ensayar los temas de ese álbum, pero para calentar siempre hacemos hora y media (minuto arriba, minuto abajo) de improvisación y luego grabamos las cosas que nos gustan ya que tenemos un ligero problema con el alcohol y tendemos a olvidar lo que tocamos. Y así, vamos acumulando material. A mediados de 2016 teníamos un tema de unos 30 minutos. La idea en aquel entonces era que el siguiente disco fuese un solo tema de más de media hora, pero en algún momento nos dimos cuenta de que esa única canción, pese a tener algunas partes muy buenas, en conjunto era un poco coñazo. Posiblemente era demasiado ambicioso para nosotros.
Poco después nos costaba encontrar conciertos, daba la impresión de que El solitario ya había dado todo lo que podía dar de sí. Decidimos concentrarnos en componer un nuevo disco y cómo viene siendo habitual en el grupo, fue entonces cuando empezaron a salirnos conciertos. Pese a todo, cogimos ese tema eterno y lo empezamos a fragmentar en canciones: “Alabarda“ salió de la intro del tema, “Coronas de laurel “era el músculo que lo mantenía todo unido, “Sol rojo “era un interludio y “Ecos de risas” la parte final. Cuando nos dimos cuenta de que empezábamos a tener bastante material cerrado llamamos a Santi García para reservar su estudio (Ultramarinos) unos días de Junio de 2017. Durante ese tiempo estuvimos tocando bastante en directo y cerrando temas. “Cuentos de izar la velas“, “Debes mandar” y “El asta y la pancarta” las compusimos de la nada, también decidimos dejar que Ruben se marcase el momento folk del disco con “Quien siembra vientos“. En algún punto compramos una pizarra Vileda para anotar detalles y estructuras de las canciones. Personalmente me pasé ensayos enteros mirando esa pizarra para intentar entender porqué siempre estaba tocando la parte que no tocaba.
Es gracioso como a veces las decisiones más trascendentales se toman de forma acertada de la manera más tonta. Hasta ese momento siempre habíamos cantado en inglés, de hecho Sol rojo se llamaba Red Sun. Un día fuimos Ruben, su pareja Maria y yo a tomarnos unas cervezas a una terraza de Barcelona (por aquel entonces Ruben y yo vivíamos juntos), y después de apretarnos unas birras Ruben dijo “¿y si hacemos las letras del disco en castellano?”. María contestó “por supuesto” y yo dije algo así como “claro tío”. En el siguiente ensayo cantó Red Sun en castellano, y nadie se enteró del cambio. Desde entonces cambiamos a Shakespeare por Cervantes.
Y así nos plantamos en Sant Feliu para grabar el disco. Bueno, antes hubo una fase de preproducción haciendo maquetas, birras, discusiones eternas sobre las letras, birras, estrés, birras, peleas, birras, birras y bueno… casi de milagro conseguimos cumplir los plazos. La grabación fue bastante bien. Y a finales de verano nos encerramos en los Ax estudios de Barcelona (las cosas del destino… el único disco que yo había grabado previamente a Las tripas y el lodo fue en ese estudio diez años antes) junto con Jorge Mur a grabar las voces. En algún punto de otoño ya teníamos las mezclas del disco y los diseños y en fin… el resto es historia.
