Sentimientos octavados, que no encontrados. Un desgarro vocal. Sabor del norte, del viejo Donosti, del que está tan pegado a Francia que la frontera resulta borrosa. Un sonido casi tan pegado en lengua como en género. De ambiente Bonberenea y Tolosa, el sentimiento de Bananas obviamente es muy “Berri“, muy “Lisabö“, muy “Kuraia“. Pero Bananas también es textura “Daîtro” o “Sed Non Satiata” si se le antoja serlo. Hasta puede ser “Nuevenoventaicinco“, “Boneflower” o “Wild Animals” si se plantearan bajar a la meseta, o “Viva Belgrado” y “Catorce” si tirasen más millas de arte al sur.
Y es que “Garun Ta Etzarri” está realmente lleno de texturas inesperadas y novedosas. Porque si bien te tiende una mano pseudo positiva en esa bienvenida llamada “Beste Behin“, es capaz amargarse ipso facto en tempestades con el segundo corte llamado “Zenbaterainor“.
Un preaviso de la amalgama bipolar que predicará este “Garun Ta Etzarri” a lo largo de todo su esplendor. Estribillos que animan a estudiar euskera solo por poder cantarlos a coro con ellos. Aderezado con guitarras que hasta en el último detalle de armonía parecen estar cuidadas con máximo esmero.
“Zaldi Beltz Bat” descongestiona el amargor de su predecesora. Emo positivo, siempre ascendente. De carretera “Dowsing” pero con un desgarre pseudo hardcore propio de un “Modern Life is War” asilvestrado. Guitarras que quieren ser “Sport” pero cuyas voces no le dejan al hundirlas en una tristeza latente que te aferra al disco y no te suelta durante toda su duración.
La honestidad con la que empieza “Bideharri” es quizás de lo más original de todo el disco. Una guitarra cristalina cuyo groove parece novel pero está mucho más pensado de lo que te quieren hacer imaginar. Lo cierto es que el redoble que abre nuevamente la canción es de escuela y te deposita en el centro de esa reflexión que te invita a pensar que probablemente estes ante uno de esos discos en el que cualquier tema puede ser single.
“Zama” la abre un tres por cuatro de colores magníficos. Una batería que anima a dar coba a un tema con pasta de leyenda. Elección idónea para la participación del feat. que posee. Un Cándido de “Viva Belgrado” que entra en el postre de la canción para dar un nuevo color a Bananas, que aunque falta no le hacía, les ayuda a colocarse en un género que hasta ahora parecía difuso. Y es que la elección es buena, porque Viva son quizás ya el Kase O del screamo local “Género: Referencia”. ¿Quien mejor que Cándido para “boostear” un grupazo como Bananas? Mis respetos.
Recta final. Y “Ulia” sabe a ocaso. Se recrea en intro instrumental para dejar la voz a merced del juego de un bajo elaborado y lleno de perfectas notas intermedias, que acompañan a guitarras pacientes, que a su vez decoran con mucha gracia su armonía. Vuelvo a tener irrefrenables ganas de comprender su lírica gracias a la intención que emana de esta canción que es preciosa incluso hasta en sus últimos tres golpes de crash. ¡Wuh!
Riffs caminantes en el preámbulo de la despedida. Caídas que amagan hacia “Pianos Become The Teeth” pero que se niegan a perder su velocidad Punk Rock y te devuelven al ritmo de todo el disco antes de que te des cuenta. ¿Que decir de “Lehen Buru Gerra” que no haya dicho ya? Otra canción espectacular en las que las guitarras viajan cada una a través de la inercia de su música, haciendo un juego difuso pero perfectamente armónico entre ellas una vez más.
El adiós se llama “Kontra Edo Alde” y me da cierta pena. Este disco podría ser eterno y dejar morir de inanición a cualquier oyente que ame los múltiples géneros que este largo contempla. Bananas es un señor grupo que nos deja sobre la mesa un disco que no solo se lleva podios de 2021 sino que probablemente sea disco escuela para mucho de lo que esté por venir.
Nuestra máxima enhorabuena a Bananas por componer esta gran obra, y sobre todo gracias por hacerlo. Un gran favor de vuestra parte el regalarnos esta maravilla eterna a quienes tendremos el placer de poderlo rayar en plástico bajo las agujas del audio-technica durante muchos años. Larga vida.
