Acabo de presenciar un ouroboros. ¿Sabéis esa leyenda, la típica de colgante hippie de paseo marítimo, de pseudo plata barata, posada entre fundas plásticas para teléfonos móviles y manteles con letras indias?
Pues eso mismo, una VIBORV carnívora, que deglute su propia cola, arrasando sobre su historia, con un segundo ep de colmillos afilados y con las tripas llenas de veneno.
“Y es que son las últimas flores, no piensan ver el amanecer”, y te lo dicen en temas que nacen en esquizofrenia propia de los Botch del “We are the romans” para morir en los trémolos de los mejores “The Saddest Landscape”. Maravilla de amanecer.
¿Sabéis esta ola de hace unos años, que la abanderaban bandas como Grieved, The Broderick, o No Omega, esa indecisión entre el post hardcore y el screamo, pero coqueto con los medios tempos, que colateralmente les arrastraba a una especie de post metal llorado? Eso es Botánica, y ellos son VIBORV, son los “hijos del odio”.
Si algo me fascina de su particular mezcla, es su gusto por el “Drone” teenager. Como si Terra Tenebrosa montaran en skate para saltar en un pipe con un ollie de voces caminadas, de frases dolorosas, Tony Hawk maquillado para una fiesta en el averno.
Si es que la receta es maravillosa, octavas en afinaciones guturales, punteos con delays. Me quedo definitivamente con “Joyas y Seda”, porque creo que así se debería llamar este EP que brilla hasta el infinito y acaricia los oídos llegando hasta la piel.
Enhorabuena, serpientes.
Editado: Catábasis Records, Mise-En-Scène Records, The Braves Records, Boslevan Records, XCementerioX, Cosmic Tentacles, Navalla, Seitan’s Hell Bike Punks, Ugly and Proud Records, Sounds Like Sunday.